Asamblea Constituyente: Nada bueno para el pueblo

Dieciocho meses del gobierno del MAS con Evo Morales a la cabeza no han pasado en vano, han servido para conocer su programa de reformas en papel y poder confrontar el discurso y los hechos. Es un programa que defiende a la burguesía burocrática. La crisis del viejo Estado no pudo ser resuelta a través de elecciones, más si, engañar temporalmente al pueblo y generar esperanzas de cambio, recogiendo demandas populares y que éstas serían tratadas en una Asamblea Constituyente (AC). La convocatoria de esta AC fue producto del acuerdo político de la burguesía burocrática y burguesía compradora representadas por los dirigentes del MAS, PODEMOS, UN, MNR, que sellaron su pacto cantando fervorosamente el Himno Nacional en ese establo que se llama Parlamento. Dijeron que en doce meses el pueblo tendría un nuevo acuerdo social, y que la nueva Constitución reflejaría las demandas populares.

Pero la pugna entre los programas de la burguesía burocrática (MAS y aliados de «izquierda») y la burguesía compradora (PODEMOS, UN, terratenientes) expresada en: las visiones de país en la Asamblea Constituyente, el tema de la capitalía plena, autonomía departamental o autonomías indígenas, reelección indefinida, entre otros, no pasa de ser un tira y afloja por ganar mayores espacios de poder político, económico y social. Lo prueba la reciente transacción para elegir a 4 magistrados de la Corte Suprema, donde después de un show mediático y luego del fracaso de seis elecciones congresales, se llegó al «consenso» de aprobar 2 supremos para el MAS y 2 supremos para PODEMOS.

Pasó un año de «trabajo» y hoy los constituyentes han pedido prórroga de cuatro meses más, mostrando que la AC es un total fracaso, que solamente son gastos millonarios que recae sobre el pueblo. Al final, tendrán que «pactar» nuevamente y conciliar intereses para así lanzar un salvavidas al viejo Estado que se cae a pedazos. Así la AC servirá solamente para reestructurar el caduco Estado.

A año y medio de gobierno nos han hablado de «nacionalización de los hidrocarburos» pero ésta no pasa de la firma de nuevos contratos, aumento del ingreso por concepto de impuestos al Estado, dejando la exploración a la inversión extranjera. También dijeron que se ha iniciado una «revolución agraria» pero sólo se extendió los plazos de la Ley INRA, promulgada por Goni, y que mantiene el latifundio a sola condición de probar que cumple con la función económica social, mientras la AC respalda a la «agroindustria».

En política macroeconómica y financiera continúa la de los gobiernos «neoliberales» y es aplaudida por los organismos del imperialismo: FMI, BM, BID. Con cinismo, el vicepresidente García Linera, satisfecho por el equilibrio macroeconómico obtenido a costa del hambre y miseria del pueblo, dijo que el gobierno masista «estaba dando cátedra» en materia económica.

Con relación a la política minera, las cosas son parecidas. Luego de la firma para la explotación del Mutún con la Jindal, donde la empresa hindú ganará muchísimo (90%) en desmedro de los intereses nacionales y contará con la subvención del gas boliviano para la explotación del mineral, ahora en un afán «nacionalizador», el autodenominado maoísta (pero en esencia revisionista) ministro Luis Alberto Echazú, pretende sólo aumentar los impuestos a la explotación minera, para de un lado, fortalecer la economía del Estado, y de otro, mantener los yacimientos más ricos en minerales en manos privadas. Otra señal de la defensa de la gran propiedad privada son las declaraciones del Superintendente de Empresas, Rolando Morales (PS), que dice que «se tiene que otorgar seguridad jurídica a la inversión». El sometimiento al imperialismo queda totalmente al descubierto.

De otro lado, la situación del pueblo no ha cambiado. No llegan los 90,000 empleos prometidos por el gobierno como solución al 11% de desempleo creciente; prosigue la rebaja salarial, con lo que se gana hoy no alcanza para comprar lo que se compraba ayer. Por ello las masas populares se levantan en protesta por mejores condiciones de trabajo, por aumento salarial, contra la política corporativa del gobierno de tratar de controlar, manipular y paralelizar las organizaciones sindicales.

Cuando las masas populares no las puede controlar el gobierno, Evo ordena a las fuerzas armadas y policiales, defensores de este viejo Estado, a reprimirlas como fue el caso de los cocaleros de Yungas de Vandiola, a los mineros de Huanuni, minusválidos, estudiantes universitarios y normalistas. En síntesis, lo que vemos es solamente la continuidad del mismo modelo neoliberal anterior, de libre comercio y exportador de recursos naturales y energéticos, disfrazado bajo un discurso renovado de indigenismo, de inclusión y equidad social; pero en esencia demagógico, antinacional y proimperialista

El único camino para avanzar hacia una verdadera emancipación de nuestro pueblo es el combate y destrucción a las tres montañas que agobian a nuestro pueblo: el imperialismo, principalmente yanqui, el capitalismo burocrático y la semifeudalidad; hasta lograr una nueva sociedad sin explotados ni explotadores.

¡VIVA EL MAOÍSMO! ¡MUERTE AL REFORMISMO DEL MAS!

¡MUERA LA CONSTITUYENTE FRACASADA! ¡VIVA LA REVOLUCIÓN!

Frente Revolucionario del Pueblo

marxista-leninista-maoísta

Bolivia, agosto de 2007

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